Las vitaminas son compuestos orgánicos esenciales para numerosos procesos metabólicos en el cuerpo humano. Deben obtenerse a través de la alimentación, ya que el cuerpo no puede producirlas en absoluto o en cantidad suficiente. Las vitaminas se pueden clasificar en dos categorías: vitaminas hidrosolubles y vitaminas liposolubles. Las vitaminas hidrosolubles incluyen las vitaminas B (B1, B2, B3, B5, B6, B7, B9, B12) y la vitamina C, que deben consumirse regularmente porque el cuerpo no puede almacenarlas. Las vitaminas liposolubles — vitaminas A, D, E y K — se pueden almacenar en la grasa corporal y por lo tanto no son necesarias diariamente.
Las vitaminas son críticas para el mantenimiento de las funciones corporales, incluido el crecimiento, la visión, la salud de la piel, la función nerviosa y la defensa inmunitaria. Juegan un papel central en la producción de energía, la formación de sangre y la síntesis de moléculas esenciales. Un suministro inadecuado de vitaminas puede llevar a síntomas de deficiencia específicos y trastornos de la salud.
La integración de vitaminas en suplementos dietéticos sirve para asegurar una ingesta adecuada de estos nutrientes esenciales, especialmente en personas con necesidades aumentadas o una selección limitada de alimentos.